El Domingo Sangriento de Derry

Conflicto Irlanda del Norte en Derry

En 1972 Irlanda del Norte se encuentra en uno de los momentos álgidos en cuanto al conflicto entre republicanos y unionistas se refiere. Desde la batalla del Bogside (1969) Derry había incrementado sus enfrentamientos entre los católicos y la policía del Ulster así como el Ejército Británico.

En 1967 se crearía la Asociación de Derechos Civiles de Irlanda del Norte (NICRA), la cual se encargaría de las principales protestas contra la discriminación laboral, de vivienda y participación cívica contra la comunidad de católicos. No obstante, la mayoría de las marchas que NICRA había organizado siempre terminaban violentamente.

A todo ésto se une la política de internamiento de Stormont. A partir de 1971 se aprobó el arresto y encarcelamiento sin juicio de aquellos que fueran sospechosos de pertenecer al IRA. Nueva legislación que había ocasionado la reclusión de centenares de personas.

Bajo este panorama, en 1972 NICRA convocó una nueva manifestación pacífica en Derry para protestar contra la situación y reivindicar los derechos civiles de los ciudadanos. Esta manifestación, la cual inició pacíficamente, terminó con la muerte de 13 personas inocentes. Muertes que bautizarían esta jornada como el Domingo Sangriento de Derry.

Las autoridades habían prohibido que los manifestantes salieran de los barrios católicos. Los límites estaban cercados por barricadas llenas de policía y paracaidistas del ejército británico. La marcha cumplió este recorrido para poder evitar los enfrentamientos con dichas autoridades.

En un momento dado los soldados británicos comenzaron a disparar indiscriminadamente sobre algunos de los manifestantes. Según su versión de los hechos, ésto habría sido debido por el comportamiento de determinados manifestantes que habían atacado a los soldados británicos con rocas y otros objetos desde el otro lado de la barrera.

El caos y el miedo se apoderaron de los integrantes de la marcha. Los cuerpos ensangrentados caían a tierra mientras la gente intentaba escapar del lugar. 13 manifestantes perdieron la vida en esta acción del Ejército Británico, mientras muchos otros fueron heridos.

Tras la jornada del Domingo Sangriento, el entonces gobierno británico decidió crear una comisión de investigación para esclarecer los hechos. No obstante, esta primera investigación se decantó por la versión de los soldados, asegurando que los participantes habían sido los causantes de una “situación peligrosa”. Bajo este primer informe no hubo cargos contra los soldados.

Estos resultados no dejaron de ser cuestionados a nivel internacional hasta que finalmente en 1998 Tony Blair, el entonces primer ministro británico, decidió abrir una segunda investigación. Ésta comenzaría en ese mismo año y no finalizaría hasta 2004; aun así, su contenido sería publicado mucho más tarde, en 2010.

Afortunadamente, esta investigación reconoció públicamente los excesos de las autoridades en el Domingo Sangriento. David Cameron anunciaba así en el Parlamento que esa matanza “ni estaba justificada ni es justificable”, por lo que los familiares de las victimas serían finalmente indemnizados.

Lejos de las indemnizaciones materiales, los familiares de estas víctimas por fin habían conseguido limpiar el nombre de estas, algo que sin duda alguna contaba con mucho más valor para ellos; y es que las 13 víctimas del Domingo Sangriento no hicieron absolutamente nada para terminar sepultados por el fuego de los soldados británicos, como finalmente habría sido reconocido por las investigaciones.

Publicado en: Conflictos belicos, Edad Contemporanea

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