La Gran Niebla de Londres en 1952

La Gran Niebla de Londres

La ciudad de Londres ha tenido que lidiar a lo largo de su historia con diversas catástrofes naturales. Si hace poco comentábamos la gran epidemia que vivió durante 1665, hoy haremos un alto en el camino para comentar la Gran Niebla de 1952, o como se le suele conocer, «Great Smog«.

El resultado de la polución ambiental asoló la ciudad tan sólo 5 días en diciembre de ese mismo año; no obstante, las víctimas mortales se estiman en unas 12.000, mientras que hubo otros 100.000 afectados de menos gravedad.

Durante ese año, Londres vivió uno de los inviernos más fríos de su historia. Unas temperaturas que descendían considerablemente congelando todo lo que veían a su paso. Ante esta situación, los londinenses sólo podían protegerse de una forma, quemando carbón, queroseno y leña en cantidades industriales. Además las mismas industrias incrementaron la quema de combustibles fósiles durante los meses previos a la Gran Niebla, debido también al descenso de las temperaturas.

Este aumento de la contaminación atmosférica se agravó con una repentina inversión térmica, que era causada también por la masa de aire frío. Esta inversión térmica impedía la circulación atmosférica vertical y ésto hizo que las bolsas de aire a menor latitud quedaran atrapadas. Estas mismas al final se convirtieron en un cúmulo de polución y contaminantes varios que quedaron suspendidos en el aire sin poder cambiar de rumbo. Al incrementarse aun más el frío, el aire se enfrió más y por tanto estas bolsas descendieron hasta estar a pocos metros del suelo.

La niebla resultante de todo este proceso era muy densa. Un humo negro que dificultaba incluso el tráfico. Los cines, salas de conciertos, bares y restaurantes se vieron en la obligación de cerrar sus puertas, ya que este humo (o niebla) se colaba con relativa facilidad en los locales y hacía prácticamente imposible la estancia allí.

El pánico estalló cuando la gente comenzó a saturar los hospitales. Miles de personas se veían afectadas por complicaciones respiratorias, algo que evidentemente era causado por la gran cantidad de azufre en el carbón que se empleaba.

Con el paso de los días se comenzó a ver que la tragedia, además de suponer un fuerte golpe económico a Londres la cual se mantenía completamente paralizada, se había convertido en una tragedia humana que cada día se cobraba miles de víctimas.

El número total de víctimas, así como las pérdidas económicas, fueron más que suficientes para que este episodio diera impulso a los movimientos ambientales. Se abrió una reflexión sobre la contaminación atmosférica. Una reflexión daría vida a nuevas leyes que intentarían evitar otro Great Smog.

Publicado en: Catástrofes, Edad Contemporanea

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