Italia y el fascismo: La Marcha sobre Roma
El descontento general, la violencia social, el enfrentamiento entre comunistas y socialistas, el desempleo, las huelgas, la debilidad y corrupción del sistema político llevaron al poder a un partido fascista fundado tan solo tres años antes y encumbrado por un líder nato, Benito Mussolini.
Tres eran las fuerzas políticas principales en la Italia de los años 20:
• Partido Popular italiano: de ideología católica moderada apoyado por el Papa Benedicto XIV y liderado por Luigi Sturzo.
• Partido Socialista: con fuertes tensiones internas que lo dividirían en 1921 formando el Partido Comunista.
• Partido Fascista: surgido de los Fasci di Combattimento donde se habían juntado descontentos de varias fuerzas desde socialistas a ultraconservadores.
El Partido Fascista tuvo desde 1920 una progresión espectacular y su presencia en la vida política se hizo una realidad copando numerosos gobiernos locales y provinciales así como reuniendo en sus filas a numerosos simpatizantes procedentes de los círculos empresariales, miembros del Ejército y la Iglesia.
A principio de la década de los 20 los trabajadores, organizados en torno al sindicato Confederación General Italiana del Trabajo, llevan a cabo numerosas movilizaciones y ocupaciones de tierras y fábricas que culminan con la huelga general del 31 de julio de 1922 donde se entabla una batalla campal con los grupos fascistas que reaccionan de manera violenta y siembran de víctimas el país. Aún así los terratenientes, industriales, católicos y conservadores atemorizados por las proclamas izquierdistas, se refugiaron en los «fasci».
El pueblo italiano reclama un gobierno fuerte y estable que organice la nación y termine con los actos violentos. En el mes de octubre de 1922 Mussolini organiza la Marcha sobre Roma para forzar la dimisión del gobierno constitucional e imponer el suyo propio. Miles de fascistas ataviados con sus característicos uniformes y por ello llamados los Camisas negras, marchan desde Nápoles hasta Roma mientras Mussolini espera en Milán el desarrollo de los hechos. Los días 27 y 28 de octubre de 1922 miles de seguidores de Mussolini ocupan los edificios públicos y presentan un ultimatum al Gobierno.
Luigi Facta a la sazón Jefe del Estado, pide al rey Víctor Manuel III que declarase el Estado de Sitio, pero este sabiendo que el ejército apoya a Mussolini y pensando en que se pueda desencadenar una guerra civil, cede el poder al líder fascista y le pide la formación de un gobierno.
A partir de aquí la puerta al fascismo en Italia y su posterior apoyo al fascismo alemán quedó abierta.
Imagen: C.W
Publicado en: Edad Contemporanea
