La Vía Salaria de Roma

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Entre las muchas cosas por las que se caracterizó el Imperio Romano, que ayudaron a propagar su grandeza y de las que nuestra sociedad aún es una gran deudora, se encuentra el hecho de que poseían unas excelentes infraestructuras que conectaban y mantenían unido a todo el emporio. En este sentido, tenemos un maravilloso ejemplo en nuestro propio país: la Vía de la Plata, que aún sigue siendo la mejor opción para recorrer la Península de norte a sur.

En Italia, una de las muchas vías importantes de comunicación para los romanos era la que recibía el nombre de Vía Salaria. Esta antigua calzada tenía su punto de partida en la propia ciudad de Roma, justo en la denominada Porta Salaria, ubicada en la Muralla Aureliana, y llegaba hasta Castrum Truentinum, situado en la costa del Mar Adriático y que en nuestros días se corresponde con la localidad de Porto d’Ascoli.

En total, se trata de un recorrido de 242 kilómetros y la ruta era usada por los sabinos para fundamental el transporte de la sal (de ahí su nombre) hasta el río Tíber. Su importancia era tal que, aún en la actualidad, algunos historiadores y estudiosos se siguen preguntando si no sería este valioso comercio el que no se situaría detrás de los orígenes de la fundación de la Ciudad Eterna.

Hoy en día, aún es posible contemplar algunos de los restos que quedan de ella (sobre todo en las secciones montañosas) y, en otro orden de cosas, en ella se encuentran las célebres catacumbas de Priscila (o Prisca).

Este cementerio romano-paleocristiano es uno de los más antiguos que se han descubierto en Roma y en él pueden observarse los primeros frescos que tienen como protagonista a la Virgen María o a la Anunciación y que, por tanto, poseen un gran valor para la Historia del Arte.

Publicado en: Edad Antigua, Historia de Roma

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