La Batalla de Qadesh, la incierta victoria de Ramsés II

Batalla de Qadesh

A lo largo de los siglos, la Batalla de Qadesh, librada en el año 1278 a. C., ha sido tomada como una de las mayores hazañas bélicas de Ramsés II, aunque los recientes estudios tanto arqueológicos como epigráficos nos dan ahora una versión muy distinta a la oficial, dada por el propio faraón en su «Poema de Pentaur».

Considerada como la más antigua de las grandes batallas de que se tiene conocimiento, el conflicto entre el soberano de Egipto Ramsés II y el rey de los hititas Muwattali tuvo lugar a orillas del río Orontes, en las proximidades de Qadesh, ciudad de la que toma el nombre.

En un momento de delicado equilibrio entre Oriente Próximo y el Oriente Medio, los hititas expandieron sus fronteras haciéndose con el control de Qadesh (Siria), que previamente había estado bajo soberanía egipcia. Cuando Ramsés II fue coronado faraón con 25 años ya había sido aleccionado por su padre sobre lo inevitable que resultaría una guerra con los hititas, entonces en posesión de las tierras que atravesaban las rutas de comercio. Sin rutas francas de comercio, Egipto podía ver peligrar su riqueza y su futuro.

Muwattali logró formar una coalición entre estados y provincias, y reunir un ejército de aproximadamente 36.000 hombres y cerca de 2.500 carros de combate. Por su parte Ramsés II contaba con 20.000 hombres agrupados en cuatro divisiones, cada una de ellas consagrada a un dios egipcio (Amón, Ra, Ptah y Sutekh), así como su guardia personal y numerosos carros de combate. Por el camino hacia el valle del río Orontes agregó a sus tropas un cuerpo de élite de soldados asiáticos, conocido como Nearin.

Cuando Ramsés se encontraba cerca de la ciudad de Qadesh logró capturar e interrogar a dos beduinos Ahasu, y éstos le contaron que Muwattali y su ejército estaban a 200 kilómetros al norte, en Alepo. Además le contaron que el rey hitita estaba amedrentado ante el avance del faraón. Esta información era falsa aunque fue tomada como verdadera, y formaba parte de la estrategia de Muwattali, quien esperaba al este de Qadesh esperando el momento para atacar al ejército egipcio.

Ramsés cruzó el Orontes y avanzó hasta colocarse al oeste de Qadesh junto con una de sus divisiones (Amón), mientras que las otras tres habían quedado rezagadas. Decidió levantar un campamento para esperar a sus otras divisiones y reagrupar el ejército, para después lanzarse al ataque de la ciudad. La suerte quiso que Ramsés capturase a dos soldados hititas, que le revelaron las auténticas intenciones de  Muwattali, pero el faraón no tuvo tiempo de reunir a sus divisiones a tiempo.

Cuando los hititas atacaron, cruzando el Orontes, tomaron por sorpresa a la división Ra y terminaron con ella, dispersando y persiguiendo a los pocos supervivientes que quedaron. Después le tocó el turno a la división Amón, que ante la llegada por sorpresa al campamento de los carros hititas no pudo reaccionar a tiempo. Mientras tanto, y aunque la situación era desesperada, Ramsés II intentó reagrupar a todos los soldados posibles para contraatacar, pero el campo de batalla era un completo caos, y los hititas estaban más concentrados en saquear el botín que en seguir atacando, lo cual dio algo de tiempo a Ramsés.

Según el relato del propio faraón su contraataque fue imparable, y embistiendo con su carro derribaba con facilidad las filas hititas, aunque esta versión parece bastante distante de la realidad. Quizá debamos atribuir la supervivencia y éxito del faraón al hecho de que los enemigos estaban ocupados saqueando, y el espacio del campo no dejaba mucho margen de maniobra a los 2.500 carros hititas.

En este momento de la batalla llegaron los Nearin, atacando al enemigo en formación cerrada y provocando su dispersión y huida hacia el sur. Una vez reagrupado enviaron un segundo ataque con sus carros, pero también fracasó en su intento. Los hititas huyeron cruzando el río, en el que muchos desafortunados se ahogaron, mientras la división Ptah terminaba con los últimos conatos de lucha.

En cuanto a si hubo un posterior enfrentamiento con los hititas antes del regreso de Ramsés a Egipto, los historiadores no se ponen de acuerdo, pero el Poema de Pentaur nos cuenta que sí lo hubo. Muwattali rindió sus tropas y ofreció la paz, oferta que Ramsés aceptó, por las serias dificultades que entrañaría continuar con la campaña en base a las recientes pérdidas. Esta paz nunca fue firmada por un acuerdo escrito, sino que fue simplemente un cese de las hostilidades acordado entre ambos.

No se puede juzgar con dureza a Ramsés por presentar como una gran victoria a un conflicto que se puede considerar como un empate forzado, cierto es que ganó pero no fue ecuánime en su descripción de los hechos, pero su posición de faraón y quizá su juventud le llevaron a ello.

Foto vía: nationalgeographic

Publicado en: Edad Antigua, Historia de Egipto

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