Celestino V, el Papa cesante

Celestino V

El caso de la renuncia de un Papa como se dio con Benedicto XVI no es algo nada frecuente, incluso teniendo en cuenta los precedentes parece que pueda llegar a ser peligroso el «dimitir» como Pontífice.

El primer caso de renuncia de un Papa fue el de Celestino V, un caso que se remonta a los últimos años del siglo XIII. El nombre real de Celestino V era Pietro Angelerio, un hombre fervoroso en sus creencias y que dedicó su vida a la meditación, viviendo como un ermitaño en una cueva del monte Morrone.

Cuando fallece Nicolás IV en el año 1292, la decisión de los cardenales para elegir un sucesor se prolongaron durante dos años. Fue entonces cuando una profecía del propio Pietro llegó a oídos de los cardenales, en la que se aseguraba que si el Vaticano no elegía con acierto a su próximo Papa, grandes males caerían sobre la Iglesia. Debido al estilo de vida apartado de Pietro, los cardenales vieron en él al sustituto perfecto par el fallecido Papa, así que decidieron darle el puesto de sumo Pontífice bajo el nombre de Celestino V.

Celestino V era un hombre sencillo que apenas sabía unas pocas palabras de latín y al que se podía considerar como ingenuo, una persona nada adecuada para el puesto más alto de la compleja jerarquía eclesiástica y sus entresijos. Su desempeño como Papa apenas duró 107 días, en los cuales fundó la orden de los celestinos, pero ésta fue su única contribución real. Tras su fugaz paso por el pontificado expresó su deseo de renunciar y volver a su tranquila vida de ermitaño en L´Aquila.

Pero su sueño de regresar a la vida de meditación nunca se cumplió ya que fue apresado y encerrado por Bonifacio VIII (su sucesor), y falleciendo en misteriosas circunstancias a los nueve meses de cautiverio.

Publicado en: Curiosidades de la Historia, Edad Media Alta

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