María Pita, la heroína gallega

Maria Pita

La figura de María Pita, fundamental en la historia coruñesa y española, está a medio caballo entre la realidad y el mito debido a la falta de registros históricos más detallados, pero se la recordará como ejemplo de coraje y valor ante la adversidad. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque éste se debió producir entre los años 1562 y 1568, en la localidad de Santiago de Sigrás (La Coruña). Su nombre completo fue María Mayor Fernández de Cámara y Pita, y poco se sabe sobre sus primeros años. En el año 1581 se casa con Juan Alonso de Rois, de profesión carnicero y con el que tiene una hija, aunque su marido falleció poco después y ella vuelve a contraer matrimonio con Gregorio Rocamonde, curiosamente también es carnicero.

Durante el año 1589, Felipe II trataba de recomponer su Armada Invencible después de la derrota sufrida en el Canal de la Mancha contra los ingleses. Ante esta situación, Isabel I se preparó para el contraataque realizando un gran esfuerzo económico y llegando a empeñar su corona para conseguirlo, tratando de aprovechar la debilidad de la flota española. El primer lugar elegido para asestar el golpe fue el puerto de La Coruña, por haber sido el lugar desde el que la Armada Invencible había partido hacia Inglaterra un año antes, y los comandantes de la operación fueron John Norreys y el famoso corsario Francis Drake. Isabel I tenía tres objetivos en mente, el primero era terminar con los restos de la flota española, el segundo conquistar la ciudad de Lisboa para poner a los portugueses en contra de Felipe II y entronar al Prior de Crato, y tercero interceptar el oro de la Flota de Indias durante su transporte en dirección a Cádiz.

Las tropas inglesas constaban de 120 barcos y más de 23.000 hombres, saliendo hacia España el 13 de Abril de 1589. Desde el momento en que los ingleses tuvieron la ciudad a la vista abrieron fuego sobre ella, consiguiendo evitar sus defensas de artillería y desembarcando al final de la ría, desde donde marcharon directos hacia la ciudad, dividida en dos partes principales: el casco antiguo o Ciudad Vieja que contaba con murallas y la llamada «pescadería», el lugar de residencia de los pescadores y las gentes más humildes. La zona de la pescadería fue asaltada primero por contar con menos defensas y asolada rápidamente, por lo que los ingleses se confiaron sobre una pronta victoria sobre los coruñeses, que se resistían de forma desesperada.

Después de varios días de fuego británico los coruñeses quedan confinados en el interior de las murallas de la Ciudad Vieja, y se asignó a los hombres capaces en la defensa mientras que las mujeres, ancianos y niños eran los encargados de repartir comida y agua, además de retirar los cadáveres y asistir a los heridos, para que ningún hombre tuviera que abandonar su puesto. A las de las mujeres se añadió también la de suministrar municiones y pólvora a los soldados. Cuando los ingleses lograron interceptar los envíos de comida entre la lonja y la ciudad, los coruñeses incendiaron sus reservas de comida para que no fuesen usadas por los invasores.

Durante el 4 de Mayo los ingleses abrieron una brecha en las murallas y comenzaron las incursiones en la Ciudad Vieja, con importantes bajas para los defensores que veían con desesperación como sus esperanzas se desvanecían ante el avance enemigo. Fue durante este ataque cuando falleció Gregorio Rocamonde el segundo marido de María Pita.

En lo más encarnizado de la contienda, un alférez inglés estaba a punto de cruzar la brecha de la muralla portando su bandera, en el momento en que María Pita se encontraba ayudando a un herido. Cuando la mujer vio al alférez con la bandera a punto de entrar en la ciudad, tomó una pica y sin pensárselo dos veces fue directa hacia él y se la clavó en el vientre. Antes de que el inglés cayese muralla abajo, María le quitó la bandera de las manos y levantándola gritó a sus conciudadanos: ¡ Quien tenga honra que me siga !

La mermada moral de los coruñeses volvió con toda su fuerza, y al grito de María Pita se produjo una avalancha de ciudadanos, en su mayoría mujeres, en dirección a la brecha de la muralla, logrando repeler la ofensiva de los ingleses. Atacando con todo lo que tenían a mano durante dos largas horas hicieron retroceder a los asaltantes, que veían con estupor como su bandera quedaba en manos de los gallegos.

El desgaste de las tropas británicas a lo largo del asedio había sido demasiado, por lo que abandonaron la idea de volver a intentar el asalto directo. A esto se sumó la cada vez más necesaria provisión de suministros y municiones, a medida que los españoles tomaban posiciones cortando sus rutas de aprovisionamiento. Francis Drake decide abandonar esta empresa, con la humillación que se supuso perder una batalla que creía ganada, y marchó en dirección a su principal meta, Lisboa, antes de perder más efectivos. En la capital portuguesa sufriría una nueva y estrepitosa derrota.

María Pita fue recompensada por su acción con una pensión mensual vitalicia, consistente en el sueldo de un alférez más cinco escudos, además del permiso para exportar mulas a la vecina Portugal. Hecho que no sucedió con Inés de Ben, otra mujer que luchó valientemente contra los ingleses en la «pescadería» y que fue herida por dos disparos de arcabuz, quien por perder a su marido y no tener medios para sobrevivir pidió también una compensación que le fue denegada.

Foto vía: Jose Luis Cernadas Iglesias

Publicado en: Edad Moderna, Historia de España, Personajes históricos

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