El bombardeo de bolsas de té en la Segunda Guerra Mundial

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La Segunda Guerra Mundial dejó muchos episodios trágicos durante su transcurso. No obstante, también fue un momento en el que la agudeza mental de las tropas despuntó considerablemente, ya no sólo en cuestión de estrategia, defensa y ataque, sino también en otros aspectos que nada tenían que ver con la batalla.

Nos situamos en marzo de 1941. Tras la ocupación de Holanda por las tropas alemanas, la represión de sus ciudadanos fue reamente dura. La población civil era fusilada a diario, acusada de pertenecer a la resistencia. Los maltratos y la falta de humanidad en general se hacían insoportables y los holandeses casi habían perdido la esperanza de una liberación.

Lo cierto es que la proximidad geográfica de Holanda con Alemania dificultaba bastante esta liberación. La única solución para que estos holandeses gozaran nuevamente de su libertad pasaba única y exclusivamente por la derrota del Tercer Reich, pero por esas fechas no parecía posible.

Gran Bretaña estaba bastante debilitada tras su lucha contra Hitler, los norteamericanos aun no se habían pronunciado y Moscú colaboraba con Berlín. Con este panorama, ningún holandés creía posible una salida a su situación.

No obstante, el 6 de marzo de ese mismo año, la moral de los ciudadanos recibió un pequeño empujón por parte de los británicos. Durante ese día, una serie de aviones RAF sobrevolaron las principales ciudades del país. Desde allí arriba no lanzaban bombas. No. Esta vez arrojaban una especie de sobres.

A medida que los pequeños sobres llegaban a tierra, los holandeses vieron que se trataba de pequeñas bolsas de té. Bolsas de cincuenta gramos que todas sumadas hacían un total de cuatro mil toneladas de esta sustancia procedente de las Indias neerlandesas, lo que es hoy por hoy Indonesia.

Los británicos esperaban que los holandeses pudieran tener esperanza, gracias a estas bolsitas, en que pronto llegaría el día que pudieran disfrutar de esta bebida como lo hacían anteriormente, cuando los cargamentos llegaban diariamente a Rotterdam.

Además, para cerciorarse de que sus intenciones se entendieran perfectamente, los británicos añadieron una nota en cada una de las bolsitas que rezaba las siguientes palabras “Saludos desde las Indias neerlandesas libres. Mantengan alta la moral. Holanda volverá a levantarse”.

Publicado en: Conflictos belicos, Curiosidades de la Historia, Edad Contemporanea

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