La neutralidad histórica de Suiza

Carta federal

Suiza estuvo habitada en sus orígenes por los celtas. A partir de ese momento, se harían con el poder del territorio suizo diferentes pueblos como los romanos, los borgoñones o los francos, hasta que finalmente dependería del Sacro Imperio Romano Germánico. En la población comenzará a despertar una cierta resistencia contra los excesos evidentes de los representantes de dicho Imperio.

Así, surgiría una primera Liga de cantones con la Carta Federal de 1291. Un acuerdo firmado por las comunidades rurales de Uri, Schwyz y Unterwalden. Este documento sería la base de la fundación de la posterior confederación.

Un poco más tarde, en 1353, a los tres cantones que habían participado en la Carta Federal, se unieron los cantones de Glaris y Zug, así como las ciudades-estado de Lucerna, Zúrich y Berna. Fue en ese preciso momento en el que se crearía la Antigua Confederación de ocho estados, la cual duraría hasta finales del siglo XV.

Comenzó el momento de expandirse territorialmente, algo que ayudó a incrementar el poder de dicha confederación. Así, llegado el año 1460, los confederados controlaban gran parte del territorio.

En 1499, la victoria que cosecharía Suiza sobre la Liga Suaba, y por tanto sobre la casa de los Habsburgo, en la conocida como Guerra Suaba, daría como resultado una independencia de facto del Sacro Imperio Romano Germánico. No obstante, no sería hasta el año 1648, cuando gracias a los términos de la Paz de Westfalia, se reconocería oficialmente la independencia de Suiza así como su neutralidad en las futuras guerras. Posteriormente, en 1815, esta posición neutral sería reiterada por las potencias europeas en el Congreso de Viena, viendo precisamente esta posición como un elemento imprescindible para el nuevo equilibrio europeo.

Así, la neutralidad de Suiza cuenta con una tradición mucho más larga que la de países como Suecia (1815), Bélgica (1830), la República de Irlanda (1921), Finlandia (1948) o Austria (1955).

Este principio de neutralidad ha sido el que ha mantenido a Suiza al margen de la mayoría de los grandes conflictos europeos. Gracias a esta neutralidad, la Confederación se ha mantenido unida durante el paso de los siglos, contando además en la actualidad con un amplio respaldo de la población.

Esta neutralidad implica que el país no puede ingresar en alianzas militares si no ha sido previamente atacado. Así, sus Fuerzas Armadas sólo podrían actuar en el caso de que el país se viera en la obligación de defenderse para mantener la seguridad nacional. Por tanto, no debe, ni puede, tomar partido en conflictos internacionales ni permitir el paso de fuerzas extranjeras.

Incumplir estos puntos pondría en riesgo su permanencia como estado neutral, y esto es algo que ni el país ni su población quieren. A pesar de ello, Suiza si ha actuado en algunos momentos puntuales aportando ayuda humanitaria a través de su ejército.

Tras la conocida como Guerra Fría, el país ha intentado proponer la reducción de la actividad militar, incluso disolver el ejército en muchísimas ocasiones. No obstante, cuando se ha sometido a referendo nunca ha cuajado entre la población, o por lo menos no lo suficiente para poder conseguir una amplia mayoría.

Publicado en: Curiosidades de la Historia

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1 comentario

  1. Luz Marina dice:

    Por más neutral que fuera, sé que eso no lo iba a respetar Hitler. Debe haber algo escondido o convenios entre Hitler y Suiza

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