Catalina de Aragón, reina de Inglaterra

Catalina de Aragon

Enrique VIII no tenía planeado casarse seis veces. Sin embargo, la reina de Inglaterra debería de ser guapa, leal y, sobre todo, fértil. Esta fertilidad debía de traducirse no sólo en la capacidad de poder engendrar numerosos descendientes sino que, lo más importante de todo, era que entre ellos hubiese, al menos, un hijo varón.

Sería este último requisito, imprescindible en la dinastía real, lo que llevaría al monarca a enlazar una serie de infructuosos matrimonios que, a su vez, llevarían a la total desintegración religiosa de Inglaterra.

La primera de todas sus esposas sería la española Catalina de Aragón. Hija de los Reyes Católicos, permanecería casada con Enrique VIII durante 24 años. Nacida en Alcalá de Henares (Madrid) el 15 de diciembre de 1485, Catalina parecía la pareja ideal para el monarca: ambos compartían el amor por el tipo de diversión cortesana, la teología, la filosofía e incluso el interés por el campo de batalla.

Sin duda, ella era una princesa formada en los tejemanejes de la diplomacia europea y estaba completamente decidida a cumplir con un destino que había sido marcado para ella casi desde su más tierna infancia y que no era otro que el ser reina consorte de Inglaterra. Coronada como tal en 24 de junio de 1509, Catalina fue muy popular entre el pueblo inglés, llegando incluso a gobernar como regente mientras su esposo invadía Francia.

El matrimonio fue feliz hasta que el monarca empezó a mostrar una serie preocupación por no poder tener un heredero varón. Para entonces, Catalina había dado a luz a una niña y había visto morir a un hijo varón. De todos sus embarazos, tendría 2 abortos, tres alumbramientos de niños que morirían al poco de nacer y el nacimiento de una niña, la futura reina María I de Inglaterra.

Enrique VIII, enamorado ya de Ana Bolena, pidió la nulidad eclesiástica a la Iglesia Católica en 1527, ante lo cual Catalina se negó. Este hecho, en plena ebullición protestante, se convirtió pronto en carne de polémica acerca de la primacía papal en Inglaterra y, cuando el monarca desposó a Ana Bolena (embaraza ya de la futura reina Isabel I), el arzobispo de Canterbury logró anular el matrimonio con Catalina y el rey se separó totalmente de la obediencia a la Iglesia Católica de Roma, haciéndose reconocer a sí mismo como jefe de la nueva Iglesia de Inglaterra.

Ante esto, Catalina fue desterrada en Ampthill (Buckden) y en el castillo de Kimbolton, donde moriría el 7 de enero de 1536 y fue enterrada en la Catedral de Peterborough con un funeral propio de una princesa viuda, no como una reina.

Foto Vía: talesofcuriosity.com

Publicado en: Edad Moderna, Personajes históricos

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