El Muro de Adriano, historia de Inglaterra

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Durante el mandato del emperador romano Adriano se sucedían en la isla de Gran Bretaña las invasiones por parte de la tribu de los pictos (localizada en la zona de Escocia) en el sur del país. Por ello, el emperador mandó construir lo que actualmente se conoce como el Muro o la Muralla de Adriano, erigida entre los años 122 y 132 y cuya principal misión era contener estos ataques al territorio británico romanizado.

Sin embargo, la muralla también perseguía otros objetivos, como pudieran ser los de mantener una cierta estabilidad en el plano económico y favorecer una paz relativa en la provincia de Britania, marcando de una manera física y contundente los límites del Imperio.

En la actualidad, se mantienen en pie muchos tramos de lo que fue el muro original, que se extendía a lo largo de 117 kilómetros, partiendo del golfo de Solway y llegando hasta el estuario del Tyne. A sus bordes se localizaban las villas de Pons Aelius (la Newcastle de nuestros días) y de Maglona (actual Carlisle).

Los elementos que se utilizaron en su construcción son, básicamente, sillares de piedra, los cuales poseían un ancho de 2,4 a 3 metros y una altura de entre 3,6 y 4,8 metros. En total, tenía 14 fuertes principales y 80 fortines como puntos importantes de vigilancia, en los que se guardaban las guarniciones y, por supuesto, fosos

No obstante, y pese a todas estas prevenciones, los pictos consiguieron atravesar la muralla en tres ocasiones: concretamente en los años 197, 296 y 367. Reparada durante el gobierno de Septimio Severo, se abandonó por completo en el año 383.

Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987 y, junto con el Limes de la Alta Germania-Retia (Alemania) y el Muro Antonino también en el Reino Unido, forman lo que se ha venido a llamar las “Fronteras del Imperio Romano”.

Foto Vía: labrujulaverde

Publicado en: Edad Antigua

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