La estúpida batalla del aguardiente en Karánsebes

aguardiente

Siguiendo la estela de las batallas más absurdas libradas en nuestro mundo, podemos encontrar la de la Batalla de Karánsebes. Un trágico incidente que obligó al enfrentamiento de diferentes partes de un mismo ejército, el austríaco.

Nos situamos en 1788, momento en el que los austríacos y otomanos luchaban sin tregua en mitad de la guerra ruso-turca. En septiembre de ese año, las tropas austríacas, con unos 100.000 hombres, llegaron a la ciudad de Karánsebes (Rumanía). A su llegada, y después de acampar esperando la futura e inminente invasión otomana, decidieron mandar un grupo de húsares para explorar el territorio y así examinar si había señales del enemigo.

Estos húsares no encontraron turcos, pero en su defecto encontraron unos gitanos que les ofrecieron aguardiente a un precio bastante bueno. Los húsares no lo dudaron, compraron y comenzaron a degustar el delicioso néctar.

Poco después llegó un grupo de infantería, que seguramente sorprendió a los húsares en un estado bastante avanzado de embriaguez. Como no podía ser de otra forma, y visto que ahí no había ni un turco ni medio, decidieron reclamar su parte del aguardiente. Los húsares se negaron a dársela llegando incluso a construir barricadas alrededor de los barriles del licor. La tensión se incrementaba por momentos hasta que finalmente se lanzó un tiro al aire.

Este disparo sirvió de pistoletazo de salida de la tragedia. Los rumanos por un lado pensaron que eran los turcos, así comenzaron a gritar “ ¡Turcos! ¡Los Turcos!”. Los oficiales comenzaron a gritar ¡Halt! Que significaba alto, pero como el ejército austríaco era casi todo de extranjeros sometidos nadie lo entendió. Es más, muchos pensaron que lo que se decía era ¡Alá! Una señal inequívoca de que los otomanos habían llegado.

A pesar de que estos últimos gritos crearon una situación aun más caótica, no terminó ahí. En ese momento pasó un grupo de caballería que observo como extrañamente los húsares daban vueltas alrededor del campamento que estaba completamente sumido en una batalla. Pensaron evidentemente que eran los turcos, así que acudieron para cargar contra ellos.

Esta carga fue observada desde lejos por la artillería que pensaba que sin duda alguna los turcos comenzaban con un ataque voraz contra sus tropas. Así pues abrieron fuego sin pensárselo dos veces.

El conflicto duró varias horas en las que los disparos y el revuelo evitaba ponerse a pensar y darse cuenta de que realmente estaban luchando contra ellos mismos. Finalmente las tropas se retiraron intentando huir del enemigo, es decir, de ellos mismos.

La cara de sorpresa de los turcos al llegar dos días después a este lugar debió ser enorme, pues sin haberse involucrado en ninguna batalla eran recibidos por unos 9.000 muertos del ejército austriaco que yacían en el suelo.

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Foto vía: todocoleccion

Publicado en: Conflictos belicos, Edad Moderna

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