Los jeroglíficos egipcios y la Piedra de Rosetta
Los antiguos jeroglíficos egipcios comenzaron a descifrarse con el descubrimiento de la Piedra Rosetta por los estudiosos franceses, durante el intento fallido de Napoleón de conquistar Egipto en 1798. Varios días antes, el almirante británico Horacio Nelson había destruido la flota francesa en Abuquir, Egipto. En esos días, los arqueológos franceses descubrieron una losa de granito en una región conocida como Rosetta, en la localidad de Rashid.
La piedra contenía las tres escrituras antiguas: el griego, el demótico y los jeroglíficos. En los decenios siguientes, los estudiosos británicos, franceses y alemanes usaron esta piedra para descifrar los jeroglíficos egipciones. Esta tabla, conocida como la Piedra Rosetta, fue llevada al Museo Británico en 1802, y aún hoy, permanece allí.
Aún hoy se debate sobre el origen de los jeroglíficos egipcios, aunque la fecha que se da más aproximada es la de la unificación de Egipto en el 3050 a.C, o al menos 150 años alrededor de esa fecha. Aunque pueden existir ciertas similitudes con la escritura cuneiforme mesopotámica, Egipto desarrolló el arte del jeroglífico, muy diferente de la idea de escritura que había partido desde Mesopotamia.
Los jeroglíficos iniciales eran como pictogramas, representaciones simples de un barco o un árbol, que expresaban una historia simple. La evolución de estos pictogramas a los ideogramas y los fonogramas dieron lugar a otros sistemas del mundo antiguo, como el de los chinos. En Egipto, algunos fonogramas se convrtieron en símbolos especializados.
Los jeroglíficos se usaban en los monumentos, en las paredes de los templos, en las pirámides y los edificios públicos. Los egipcios desarrollaron una forma cursiva parecido a una abreviatura de la propia escritura, y que se conoce como hiératico. El hiératico se convirtió en la escritura demótica, una de las formas de escritura encontrada en la Piedra Rosetta. Con el tiempo, esta escritura demótica se convirtió en el alfabeto griego, antes de haber sido copto. Se cree que Jean Champollion, uno de los descubridores de la Piedra Rosetta, sabía copto.
Una vez que los británcos lograron neutralizar la incursión de Napoleón en Egipto, la mayoría de las antigüedades descubiertas, incluida la Piedra Rosetta, se enviaron a Londres. Muchas copias de la Piedra fueron enviadas a los centros universitarios de Europa. Además de los trabajos de Champollion, hay que recordar también al físico inglés Thomas Young, quienes lograron descifrar los secretos de Rosetta.
Champollion dedujo correctamente que los jeroglíficos tenían una fonética, aunque desgraciadamente, murió antes de probar del todo su teoría. Sin embargo, fue otro francés, Emmanuel de Rouge, quien en última instancia, logró resolver, basándose en Champollion, el enigma de los jeroglíficos.
Muchos objetos del antiguo Egipto siguen en los sótanos de los museos y universidades esperando a ser descifrados. Cada descubrimiento nos acerca aún más al modo de vda de Egipto.
Publicado en: Historia de Egipto
