Eratóstenes y la medición de la circunferencia terrestre
Eratóstenes, nacido en la ciudad de Cirene (costa de Libia) en el año 276 a.C. cultivó con pasión diversas disciplinas, tanto científicas como artísticas. Proveniente de una familia acaudalada pudo acceder desde pequeño a la mejor educación de la época en Atenas, ciudad en la que residió durante algunos años antes de mudarse a Alejandría. Ejerció el cargo de director en la Biblioteca de Alejandría y se encargó personalmente de la educación de los hijos de Ptolomeo III.
Destacado astrónomo, matemático, geógrafo, historiador, poeta y crítico de teatro, Eratóstenes es una de las mentes más brillantes de la Historia. Mantuvo una asidua e interesante correspondencia con Arquímedes versada en temas tanto personales como científicos, a pesar de que éste último era once años mayor que él. No en vano Eratóstenes se ganó el título de «pentatleta» por destacar en diferentes especialidades.
Pero si por algo es recordado, aparte de por su célebre criba (usada para encontrar números primos) o por la invención del mesolabio es por haber logrado confirmar que la Tierra efectivamente era redonda y además medir su circunferencia usando las matemáticas, las sombras de los rayos solares y el ingenio. Ya había observaciones anteriores que parecían apuntar a que el mundo era redondo y no plano, como por ejemplo el que cuando un barco se aleja en el horizonte lo último que vemos desaparecer son las velas, que se ven diferentes estrellas en función de nuestra posición o que durante los eclipses se adivina la forma esférica de los astros, pero Eratóstenes fue quien confirmó estas sospechas.
Un buen día encontró un papiro en la Biblioteca que relataba algo muy curioso, y es que durante el mediodía del 21 de Junio (el solsticio de verano) en Siena (a 800 km al sureste de Alejandría) los rayos del Sol entraban en un pozo y se reflejaban com o si de un espejo se tratase, además de que los obeliscos no proyectaban sombra alguna, por lo que se podía deducir que el Sol estaba justo encima, un fenómeno propio del Trópico de Cáncer. Eratóstenes comprobó que durante el mismo día y hora en Alejandría una vara clavada en el suelo sí que proyectaba sombra, con una inclinación de 7’2º.
La única duda que quedaba por despejar era medir la distancia exacta entre ambas ciudades para poder calcular la circunferencia y de ello se encargó una caravana de mercaderes a la que Eratóstenes pagó para que midiesen el camino, tanto contando los pasos como las vueltas que daban las ruedas de sus carros. La distancia obtenida fue de 5.000 estadios, siendo 1 estadio unos 157,5 metros, y la distancia total aproximadamente de 787 kilómetros y medio. Gracias a estas tres medidas pudo calcular mediante trigonometría que la circunferencia de la Tierra era de unos 39.614Km km, con un margen de error mínimo, ya que la circunferencia real es de 40.075 km.
Una mente inquieta y brillante cuyos últimos días estuvieron marcados por la desgracia, puesto que quedó ciego y murió voluntariamente de hambre en el año 194 a.C. en su querida Alejandría.
Publicado en: Edad Antigua
