Fernando IV, el Emplazado y los hermanos Carvajal
Fernando IV nació en el año 1285, fruto del matrimonio entre Sancho IV y la tres veces reina María de Molina, siendo a su vez nieto de Alfonso X el Sabio.
Fernando IV posee una curiosa historia sucedida durante sus últimos días de vida que le granjeó el sobrenombre de «el Emplazado», un episodio a caballo entre la realidad y el mito acaecido entre el monarca y unos hermanos injustamente condenados a la pena capital.
Durante el año 1312, el rey Fernando IV ordena a uno de sus caballeros, llamado Juan Alfonso de Benavides, a terminar con la vida de los hermanos Carvajal, pertenecientes a la Orden de Calatrava, por su presunta participación en una conjura contra la persona del monarca, quien creía ver conspiraciones allá donde mirase. Pese a que Benavides era un consumado espadachín, el encuentro entre éste (que tuvo lugar en una taberna de Martos, en Jaén) y los hermanos no tuvo el resultado deseado por el rey, saldándose con la muerte de Benavides y la huida de los dos hermanos.
Al poco tiempo se lleva ante su presencia a Pedro Alfonso y Juan Alfonso de Carvajal, y el monarca sin querer dedicarle más tiempo al asunto dicta sentencia en el momento condenándoles a la pena capital, haciendo caso omiso de las protestas de los acusados que proclamaban su inocencia alegando defensa propia.
Fernando IV no sólo les condenó, sino que eligió una forma terrible para hacerlo: primero serían encerrados en jaulas de hierro con pinchos y agujas, izados sobre las alturas de la Peña de Martos y después lanzados al vacío. En el día de la ejecución, los hermanos Carvajal dijeron al monarca que en menos de 30 días él también comparecería ante un tribunal divino para ser juzgado por su injusta condena. Un juicio en el que no tendría la protección de las leyes terrenales.
La risa del rey desencadenó uno de sus frecuentes ataques de tos y esputos de sangre, producto de una hemoptisis que sufría desde muy joven y que debió ser una de las causas de su posterior fallecimiento. Esto ocurría el 7 de Agosto de 1312. La ejecución se llevó inmediatamente, y las jaulas con los desafortunados hermanos Carvajal terminaron en una explanada ante la atónita mirada de los habitantes de Martos, en el lugar donde actualmente se encuentra la «Cruz del Llanto«, un recuerdo de la injusticia cometida por Fernando IV.
Las tropas del rey continuaron su camino hacia la conquista de Alcaudete, pero Fernando IV cae enfermo durante el viaje y decide retirarse a Jaén para recuperarse. Pero la recuperación de Fernando IV nunca llegó, y el rey falleció con apenas 27 años justo el día 7 de Septiembre, el mismo en que los hermanos Carvajal le habían emplazado para su juicio en el más allá, treinta días después de la ejecución.
Fernando IV cayó víctima de una trombosis mientras se encontraba durmiendo la siesta, dando lugar a un episodio que bien puede considerarse como una de esas curiosidades de la historia, dejándonos con la duda de si el rey finalmente rindió cuentas por sus crímenes ante el tribunal divino.
Publicado en: Curiosidades de la Historia
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