Napoleón Bonaparte, el perfecto estratega

Napoleón Bonaparte

Napoléon nació en la isla de Córcega y llegó a convertirse en uno de los grandes héroes franceses a raíz de la revolución francesa. Se declaró a sí mismo cónsul y más tarde emperador de Francia. Fue a su vez un gran dictador militar de excepcional capacidad. Entendió que la única manera de vencer en las contiendas era teniendo un líder fuerte y que diera la cara. Así se hacía conocer Napoléon.

Tenía sueños de conquista y de conseguir un imperio que abarcara no sólo los límites de Europa, sino de todo el mundo. Como jefe militar, fue de victoria en victoria, con lo que su reputación y su ego fueron creciendo paulatinamente. En última instancia, fue esta ambición lo que le llevó más tarde a la perdición absoluta.

Napoléon nació en una familia pobre pero aristocrática de Córcega en 1769, una pequeña isla del Mar Mediterráneo en territorio francés. En 1785 salió de su isla de origen para convertirse en teniente de artillería de los ejércitos franceses. Regresó brevemente a Córcega para luchar por la independencia de su isla. Pero en 1789 volvió a París, dispuesto a luchar por la independencia de la dinastía borbónica.

Su pequeña estatura no le convertían en el prototipo de héroe militar. Tenía lo que para muchos era una cabeza tremendamente grande, un cabello muy rebelde y unos ojos caídos. Asimismo, los que lo conocían bien hablaban de su falta de modales, de su brusquedad en las formas.

Entonces, nos preguntamos, ¿qué le hizo ser uno de los grandes dictadores de la Europa occidental?.

El perfecto estratega

Por un lado su constitución de hierro. Nunca mostró fatiga ni jamás se quejó de nada delante de sus tropas. Además, tenía una excesiva confianza en sí mismo, que inspiraba la propia confianza y lealtad de sus tropas. Pero, además, lo más importante de todo, Napoleón era un perfecto estratega. Podía concebir y ejecutar campañas militares realmente complicadas. Todas ellas le trajeron múltiples victorias, ayudándole a ascender en su carrera militar.

En 1796 Napoléon fue puesto al mando de las tropas en Italia y perfeccionó las tácticas de guerra de montaña en los Alpes. Se ganó la admiración y la lealtad de sus soldados, claves para la conquista del poder dos años más tarde. Además de todo ello, sabía cómo complacer a las multitudes, ya fueran soldados o campesinos.

Es por ello que en 1801 se autoproclamó cónsul, tomando el poder desde el directorio. Lamentablemente, no prestó mucha atención a las advertencias que siglos atrás ya había hecho Julio César, el primer cónsul de la historia.

Su ambición por la fama y la gloria le llevaron a convertirse en el gran emperador de los dominios franceses, sembrando el terror en toda Europa. Pero esa misma ambición fue la que le hizo caer en la batalla de Waterloo, que bien podría ser la protagonista de un próximo artículo.

Publicado en: Edad Moderna, Personajes históricos

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2 comentarios

  1. Dylan dice:

    me parece un buen resumen de la vida de napoleon

  2. rebeca dice:

    ¡WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW! ESTUBO GENIAL
    HERMOSA, UN 10 COMPLETO. EL QUE ESCRIBIO ESTO ES
    UN NIÑO O NIÑA QUE SE A ESFORZADO.

    GRACIAS.

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