A pesar de que el derecho a la huelga no se vería hasta el desarrollo de la socialdemocracia en el siglo XX, lo cierto es que el germen de esta protesta realizada por un grupo de trabajadores habría que buscarla mucho antes, concretamente en el año 1152 a.C; y es que los antiguos egipcios, una vez más, fueron pioneros en este tipo de protestas.
Durante ese año los trabajos en el Valle de los Reyes estaban enfocados, entre otras obras, a terminar la tumba de Ramsés III. En aquella época los trabajadores no percibían ningún tipo de salario, no obstante, su esfuerzo físico era recompensado con comida para poder subsistir. Parecía algo lógico pues en un momento en el que ni de lejos podían soñar con derechos o libertades, por lo menos necesitaban el sustento necesario para emprender las duras jornadas de trabajo.
Al parecer, no era un momento demasiado favorable y en concreto durante esas fechas las provisiones necesarias para alimentar a los trabajadores del Valle de los Reyes fueron capturadas por el gobernador de Tebas. Este acontecimiento obligó a que los mismos no pudieran obtener alimentos en algunas semanas, una situación que comenzó a cargar el ambiente hasta hacerlos explotar.
Los hombres encargados de realizar estas maravillas que hoy suponen un auténtico reclamo turístico, comenzaron a impacientarse. Estaban completamente debilitados por el hambre, algo que derivó en una protesta colectiva ante la situación. Decidieron interrumpir su trabajo y dirigirse en masa al templo de Ramsés II. Allí no dudaron en presentar todas sus quejas al faraón al grito de “Tenemos hambre”.
Fueron largos días de negociaciones, que a pesar de no hacerse directamente con el faraón sí se realizaron con los sacerdotes del templo. Al principio se les intentó calmar con un número irrisorio de panes, pero esto no frenó a la masa descontenta.
Al parecer, el creciente enfado de los trabajadores asustó considerablemente a los sacerdotes del templo. Eran conscientes de que éstos habían acudido allí sabiendo que era el lugar en el que se guardaban las provisiones, por tanto, si no querían una invasión en toda regla sólo les quedaba la opción de darles los alimentos que demandaban.
Todos estos datos han sido extraídos del llamado Papiro de la Huelga del reinado de Ramsés III, que se conserva actualmente en Turín, Italia.
Cabe destacar que según parece la situación sólo pudo contenerse en parte, pues al repetirse cada cierto tiempo este problema de “impagos” comenzaron a registrarse los primeros saqueos en las tumbas de los faraones; y es que ¿Quién mejor para saquear esas tumba que aquellos que las habían construido con sus propias manos?
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