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Masada no volverá a caer

Uno de los lugares con más interés arqueológico de todo Israel es la fortaleza de Masada. Situada a orillas del Mar Muerto y en una elevación de 600 metros sobre el nivel del mar, fue mandada construir por el Rey Herodes “El Grande” en el siglo I a. de C.

Herodes levantó allí un Palacio y lo defendió rodeándolo de murallas, en él acabó sus días en el año 4 d. de C. Es entonces cuando los romanos aprovechan para ocuparla, pero en el año 66 los zelotes se sublevan contra el poder establecido y el líder Menahen Ben lehuda, apodado “El Galileo” conduce un nutrido grupo de seguidores zelotes hasta la fortaleza tomándola e instalándose en ella.

Cuatro años más tarde Judea pasó a ser provincia romana y en el año 73 la X Legión comandada por Flavius Silva y acompañada por otras unidades auxiliares y miles de prisioneros judíos, se instalan en la falda del monte con el objetivo de atacar Masada.

Durante meses el gobernador romano estudia el modo de doblegar aquella fortaleza, la cercanía del desierto de Judea causa numerosas bajas entre sus hombres debido al excesivo calor y la escasez de agua potable.

En la primavera el año 74 las tropas romanas construyen un arma de guerra capaz de superar el muro defensivo de Masada, consiste en una viga muy pesada y reforzada con hierro y en cuyo extremo se esculpe la cabeza de un carnero o “arietis”, por lo que esta maquinaria recibe el nombre de ariete.

El objetivo del ariete, que es transportado por los soldados en un artilugio donde la viga iba suspendida de una torre de madera gracias a unas cuerdas, es derribar las murallas de Masada.

Eleazar ben Yair, jefe de los zelotes, ante el eminente ataque y la superioridad romana, reúne a sus hombres y juntos deciden acabar con sus propias vidas antes de caer en manos de sus enemigos. Para ello eligen a diez de los hombres más fuertes que serán los encargados de degollar y apuñalar a la población. Cometida la ejecución, deberán quemar la ciudadela y por último suicidarse ellos.

Cuando Silva entró en Masada solo encontró cadáveres, un total de 1.000 personas, incluyendo mujeres y niños. Ante aquella imagen Flavius Silva se mostró consternado y alabó la valentía de aquellos ciudadanos.

Hoy en día las ruinas de esta fortaleza son un lugar de peregrinación para los grupos políticos de Israel y las tropas israelís juran lealtad aquí con la proclama “Masada no volverá a caer”

Imagen: National Geographic