La napoleónica Batalla de Austerlitz

Batalla de Austerlitz

Durante las famosas Campañas Napoleónicas tuvo lugar la Batalla de Austerlitz, la cual pasará a la historia como la obra maestra de Napoleón Bonaparte (al contrario de lo que supuso la batalla de Waterloo), autoproclamado emperador hacía apenas un año. Tras acumular un ingente número de tropas, cerca de 350.000 soldados, Napoleón emprende la tarea de invadir las islas británicas pero sus planes incluían el dominio del mar, lo cual es cortado de raíz por el Almirante Nelson en la Batalla de Trafalgar. Debido al alcance de sus conquistas, que ya incluían Italia, Austria decide unirse a la llamada Tercera Coalición, compuesta por Inglaterra, Suecia y Rusia.

Durante el verano de 1805 los austriacos despliegan tropas en Bavaria e Italia, lugares en los que esperaban encontrarse con los refuerzos de Rusia para después enfrentarse juntos a los franceses. Pero Napoleón se adelanta a este movimiento y sin que los austriacos lo sepan abandona el Canal de la Mancha, con lo que los toma por sorpresa en Ulm antes de que puedan recibir apoyo alguno de los rusos. Viena quedaba de esta manera a los pies de Napoleón, y la menguada resistencia de los austriacos quedaba fuera de la capital, reagrupándose con los rusos.

Los franceses se preparan en la ciudad de Viena para resistir la embestida del ejército austro-ruso, en lo que se denominaría la Batalla de los Tres Emperadores, por reunir al zar Alejandro I, a Francisco II de Austria y al propio Napoleón Bonaparte. Los franceses adelantaron algunas tropas de caballería para poder tener controlados a los aliados, mientras que realizaron un exhaustivo reconocimiento del terreno circundante a la colina de Pratzen, donde Napoleón pretendía que tuviese lugar la batalla. Las fuerzas aliadas, entretanto, se concentraban en los alrededores de Austerlitz.

La primera acción de Napoleón fue la de hacer creer a los aliados que su ejército estaba en inferioridad, para ello hizo que la caballería que mantenía en contacto con el enemigo se retirase, abandonando incluso la colina de Pratzen, un objetivo estratégico de gran valor para quien lo ocupase. Esta maniobra incluía que los franceses organizase sus tropas de forma que su flanco derecho pareciese débil, concentrando la mayor parte en el centro. Aunque trató de ganar tiempo negociando, las durísimas condiciones que imponían los aliados dieron al traste con sus intentos por retrasarles.

La noche del 1 de Diciembre de 1805, los franceses se retiran ante el asombro de los aliados, con lo que el triple mando aliado comienza a mostrar estrategias contradictorias. Por parte de Alejandro I el ataque debía de ser inmediato y fulminante, pero el mariscal Kutusov prefería debilitar poco a poco a los franceses antes de terminar con ellos, minimizando las pérdidas. Cuando los aliados tomaron la colina de Pratzen, el emperador francés exclamó: Están cayendo en la trampa. Antes de mañana en la noche, ese ejército me pertenecerá.

Las tropas de Napoleón toman posiciones a la espera del ataque aliado, y cuando se produce el encuentro, los aliados también caen en la argucia de la debilidad del flanco derecho, y encauzan sus fuerzas hacia este punto desde lo alto de la colina de Pratzen. Esta es la ocasión que esperaba Napoleón para desplegar las tropas que ocultaba del enemigo, algo que favoreció la espesa niebla de la mañana. Esta tropa cayó sobre la retaguardia de los rusos, mientras que la parte sur de la línea de combate sufría lo peor de la lucha. Tras una intensa batalla, Napoleón logró resistir el ataque aliado y consiguió la huida de los rusos hacia el Norte.

El 6 de Diciembre de ese mismo año, el emperador de Austria Francisco II firma el armisticio con Napoleón, y la retirada de las tropas rusas. Veinte días después se rubrica el Tratado de Pressburg, en el que se entregaban a Francia Venecia, Istria y Dalmacia, además del reconocimiento de Napoleón como monarca de Italia.

Publicado en: Conflictos belicos, Edad Contemporanea

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