La crisis de los misiles en Cuba

17 octubre 1962

La conocida como crisis de los misiles representa el episodio más recordado del período histórico que llamamos guerra fría. Durante una semana de octubre de 1962 el mundo, al borde de un desastre planetario, contuvo la respiración cada vez que los noticiarios hablaban de Cuba.

En efecto, la pequeña isla del Caribe, en medio de las tensiones geopolíticas de las dos superpotencias de mediados del siglo XX, se convirtió en uno de los focos más calientes de la época. Quebradero de cabeza para los yankis, tampoco los soviéticos comprendían algunas de las peculiares características del gobierno cubano. Pero, ¿por qué Cuba?

Recordemos que el 8 de enero de 1959 Fidel Castro y sus barbudos entraban victoriosos en La Habana. Era el comienzo de la segunda etapa de la revolución cubana, un intento de sondear nuevos caminos al socialismo a un centenar de kilómetros de la gran nación anticomunista por excelencia: EEUU, que por cierto todavía sufría la resaca de la reciente caza de brujas del machartismo.

No parece que el incipiente castrismo mostrase de inicio demasiado entusiasmo en entregarse a la URSS. Los primeros meses de la Cuba revolucionaria señalan más bien un esbozo de equidistancia entre ambos frentes. Ahora bien, tal cosa era imposible. Por si misma, Cuba no estaba en condiciones de oponer resistencia alguna a la superpotencia americana…

…pese a lo que pudiera sugerirnos la invasión en la bahía de Cochinos, esperpento que habría de sonrojar a las autoridades estadounidenses durante una década y del que el castrismo sabría sacar (cierto, era una gran oportunidad) jugosos réditos propagandísticos: el pueblo en armas, unido, podía vencer las fuerza mercenarias financiadas por el imperialismo.

Entre 1959 y ese 17 de abril de 1961 en el que la administración Kennedy naufragó en Cochinos las relaciones cubano-norteamericanas se habían ido degradando hasta la ruptura total y más allá: el tonto y pernicioso embargo. Tonto porque a partir de ese momento a Cuba no le queda otra que pedir ayuda al archienemigo de los USA, la URSS. Pernicioso porque sus consecuencias, a largo plazo, serían onerosas para la población.

Y así llegamos a la fecha clave. Octubre de 1962. A mediados de mes aviones espía de EEUU toman fotos que muestran el emplazamiento de misiles de alcance medio con capacidad nuclear en territorio cubano. Las bases no estaban todavía operativas pero…¡imagínese el shock sufrido por los responsables políticos y militares!

En una época en la que la psicosis por la seguridad (ante la amenaza de un ataque nuclear) desembocaba sin mayores traumas en la violación reiterada de los derechos humanos (¿alguien más ha sentido el dèjá vu?), descubrir que te estaban apuntando como quien dice a un palmo de tus narices con supositorios atómicos elevó el nerviosismo de manera exponencial.

Kennedy exigió de forma inmediata la retirada de los misiles bajo la amenaza explícita de la guerra. La Unión Soviética reculó, aunque con una condición. Exigió de EEUU el compromiso norteamericano de la no invasión futura de Cuba, propuesta aceptada por Kennedy.

Y a todo esto, ¿qué decía la propia Cuba? Rien de rien: no se le informa del acuerdo. Al final y al cabo, la isla sólo era un figurante en esa gran partida de ajedrez que fue la guerra fría. Partida cuyo tablero comprendía el planeta entero y pronto también el sistema solar, la galaxia, el espacio, el universo,  el multiverso, el anverso y el reverso. ¡Cuánto verso derrochado para tan poca poesía!

Foto vía: wikipedia

Publicado en: Edad Contemporanea

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